A continuación vamos a presentar los ciclos de
violencia que formuló la antropóloga Leonor Walker. Estas fases son aquellas
por las que pasan las mujeres al sufrir la violencia de género.
Esta teoría nos hará entender la recaída a la
relación con el agresor, que provoca en los profesionales un sentimiento de
fracaso.
La violencia de género en pareja se mantiene en
el tiempo realizándose de forma intermitente en momentos de tensión, otros de
calma, tranquilidad o afecto. Esta teoría sigue un ciclo de 3 etapas.
Fase
1: En esta fase se acumula la tensión, hay
cambios del estado de ánimo imprevistos y repentinos, enfados ante problemas de
convivencia, reacciones agresivas ante cualquier frustración (ella no está
cuando el la “necesita” para algo, los hijos/as hacen mucho ruido…)
Al hombre le molesta todo y la mujer trata de
controlar la situación con un comportamiento que antes le había funcionado:
intenta satisfacer, procura no hacer nada que le desagrade. Tiende a minimizar
los incidentes, excusarlos o justificarlos a causas externas (“no fue para
tanto”, “pudo haber sido peor”...) Esta fase puede durar grandes periodos de
tiempo.
Fase
2: La tensión acumulada en la fase 1 se descarga
en un incidente agudo (de distinta forma o intensidad). No se debe de caer en
el error en creer que agresión es solo física ya que puede ser gritar,
ignorarla, golpear muebles, no hablarle, amenazarle con abandonarla etc. El
maltratador pretende castigar los comportamientos que el cree inadecuados de su
mujer desde su pensamiento de poder y desigualdad, y solo se detiene cuando
piensa que ella “ha aprendido la lección”. Cuando finaliza esta fase donde se
descarga la violencia, la mujer no cree lo que ha pasado, minimiza el ataque
sufrido y las heridas recibidas incluso negando o justificando la situación que
acaba de vivir.
Fase
3: En esta fase se disminuye la tensión, y puede
desarrollarse de distintas formas, el agresor promete que no volverá a pasar,
reconoce su culpa, pide perdón etc. La relación vuelve a resurgir.
El maltratador ha realizado el castigo
“necesario” para que ella se adapte a los comportamientos que él espera. La
violencia no puede ejercerse de forma continuada, ya que la mujer trataría de
huir, por ello la manipula afectivamente para que siga con la relación. La
mujer acaba dependiendo más del maltratador y abandona la idea de terminar con
la relación (retiran los cargos, abandonan el tratamiento…) piensan que
cambiará.
Esta fase dura un tiempo limitado, hasta que el
maltratador percibe que no hay riesgo de que acabe con la relación; pro como
analiza a su pareja desde la subjetividad del dominio y desigualdad pronto se
inicia otra fase de acumulación de tensión y el ciclo vuelve a repetirse.
La víctima pedirá ayuda generalmente tras una
fase de explosión importante que le lleva a superar el miedo y asumir que su
pareja es violenta, pero las personas a las que pide ayuda deben entender el
ciclo, ya que después de esta fase aparece la fase “luna de miel”, en la cual
el hombre se arrepiente, le promete cambiar y jura que “nunca más”. Por lo cual
ella puede llegar a renunciar a la ayuda que había pedido y las personas que le
estaban ayudando pueden culpabilizar a la víctima de la violencia que sufre.
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