Son conocidos como niños desheredados porque el sistema se olvidó de ellos. Sufren pobreza, violencia física e incluso sexual en sus hogares, la ausencia de afecto o el abandono de la familia, por lo que deciden que la calle se convierta en su techo y modo de vida, como espacio de libertad pero también de infierno, al desarrollarse en un entorno donde gira la delincuencia, prostitución y el consumo de drogas.
Según un periodista de Tanger hace unos años se realizaban muchos talleres de sensibilización e integración en la sociedad pero desde hace unos años esto se ha disipado.
Es una realidad con la que convive a diario la poblacion de Tanger, aunque es extensible al resto de ciudades, donde los menores se reunen junto a lso mercados de la ciudad e inhalan cola. Tambien se encuentran niños deambulados de aqui para alla, llamando a las ventanillas de los coches, o con paquetes de pañuelos mientras llevan botes de pegamiento en el bolsillo. Lo hacen porque con los paquetes ganan muy poco dinero, y de esa forma pueden entumecer sus frustraciones, olvidandose incluso de que tienen hambre. La calamidad lleva a estos niños hacia el pegamiento porque es una de las drogas mas barata.
Yousef Hamounid, Educador Social, trata de atender a los niños de la calle habiendo levantado tres centros de acogida diurnos y una escuela de formacion en algunas ciudades marroquís. Pero es insuficiente para los más de 30.000 niños que viven desamparados. El educador social nos explica que estos niños tantean el proyecto migratorio pero en su formato ilegal, en barca de juguete, debajo de autobuses o caminones, de polizones en alguno de los ferrys que van hacia España a diario...
Sin embargo la presion policia en el puerto de Tanger se encuentra en plena transformacion haciendo cada vez más dificil la entrada de los menores a territorio español.
Mereces Jimenez, especialista en movimientos migratororios de menores nos indica que hay que diferenciar entre el fenomeno de los niños de la calle en las ciudades, de los migrantes que proceden de zonas rurales, y en el momento en el que el menor migrante rural no logra alcanzar España se convierte en un candidato a engrosar la lista de los "desheredados"
Estos niños no existen para nadie, salvo para los turistas que los ven como objetivo de sus fotografias, y la policia solo piensa en los menores cuando se van a realizar visitas de la "realeza" cuando los meten en comisarias para ocultarlos.
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