Antes de comenzar a analizar este ámbito, vamos a proceder a definir el término anticonceptivo. Entendemos anticonceptivo como cualquier método o dispositivo cuyo fin es la prevención del embarazo. La planificación, provisión y uso de estos métodos es lo que llamamos planificación familiar. Actualmente, a pesar de que algunas culturas desalientan el uso de los mismos, su uso esta muy generalizado.
Como hecho introductorio, cabe destacar que los anticonceptivos orales (ACO) son los más utilizados en la actualidad. Se calcula que más de 55 millones de mujeres lo utilizan en este momento, lo que conlleva efectos secundarios para el género femenino como aumento del sangrado menstrual, cefaleas, mareos, etc. Si dejamos de un lado el efecto terapéutico que puede llegar a tener este método anticonceptivo (beneficio en polimenorrea o endometriosis, entre otros), se genera una desigualdad de género ante la no utilización de un método anticonceptivo químico en la pareja masculina. Además, cabe destacar el hecho de que los ACO son el anticonceptivo preferido entre la población joven.
La figura del educador social es un elemento básico para hacer ver esta problemática y abordarla desde todos los puntos de vista de nuestra sociedad.
Para comprender la importancia que tiene esta categoría dentro de la educación sexual, comenzaremos estableciendo el número de hombres y mujeres habitantes de nuestro país recogido por el INE, dónde se nos indica que la población total española es de 46.549.045 personas, siendo 23.711.099 mujeres, y el resto hombres.
En nuestro caso centraremos la atención en la población femenina, contabilizando aquellas mujeres cuya edad este comprendida entre los 15 y los 45 años, ya que este intervalo es el de mayor fertilidad para la mujer. Según el INE 5.721.252 mujeres españolas entre los 15 y 45
años usan algún método anticonceptivo en la actualidad.
Para conocer cuales son aquellos anticonceptivos más usados actualmente en España en esas edades, adjuntamos la tabla encontrada en el INE con toda la información.
Podemos observar que el método más usado en la actualidad es el preservativo. Seguido de la píldora, la ligadura de trompas, la vasectomía, el coitus interruptus, el DIU, la abstinencia, ritmo y temperatura basal, lavado vaginal, y otros métodos como, cremas anticonceptivas, lactancia prolongada, diafragma/tapón o esponja vaginal, inyección y píldora del día después, etc.
De estos métodos anticonceptivos, diez de ellos están únicamente dirigidos al género femenino, mientras que tan solo la vasectomía está dirigida al sexo masculino. Y es aquí donde se va a centrar nuestro estudio, destacando el hecho de que las mujeres son fértiles durante aproximadamente 6 días al mes frente a los 365 días que lo son los hombres.
Los jóvenes españoles cada vez se inician antes en las relaciones sexuales, la edad media se sitúa alrededor de los 15 años. Este hecho es un gran problema, ya que las relaciones sexuales y todo lo que conlleva, sigue siendo un tema tabú para la gran mayoría de la población, sobre todo para los adolescentes, sin olvidarnos de sus familias.
Es importante resaltar que no se ha encontrado información relativa a la transmisión de educación sexual más allá de la familia y el centro educativo, siendo esta una perspectiva distorsionada de la sociedad actual, en la cuál la mayoría de “educación” sexual que puede llegar a los adolescentes, suele ser a través de webs pornográficas. Algunos estudios recogen que el 16,3% de los hombres y el 11,9% de las mujeres no habían recibido información sobre sexualidad y anticonceptivos en el periodo escolar.
A continuación vamos a presentar algunos datos que refuerzan el problema social que estamos presentando. En un estudio realizado por Finkel a adolescentes masculinos donde se obtuvieron algunos datos que nos parecen alarmantes. El 43,2% de los varones entendía la anticoncepción como una responsabilidad de la mujer, contemplando el aborto como una alternativa a la solución al problema de embarazo de su pareja el 63.4% de ellos. Asimismo, 3 de 5 adolescentes varones se creen con el derecho de exigir relaciones sexuales a su compañera. Por ello reivindicamos el abordaje de estas problemáticas a través de una buena educación sexual.
Cabe destacar el hecho de que el INE no recoge datos sobre uso de anticonceptivos masculinos, por lo que los medios públicos son los primeros que deben hacerse eco de esta problemática para conseguir una educación sexual efectiva.
Ante todo esto, Un equipo de investigadores anunció a finales de 2016 un avance en la anticoncepción masculia.
Este método en cuestión consistía en una inyección de testosterona junto con un implante de progestora. Este método mostro una eficacia superior a la del preservatico e incluso a la de la píldora femenina. Pero el comité medico que supervisaba el ensayo interrumpió la prueba debido a que surgieron algunos efectos adversos como acné, cambios de humor o incidencias sobre la líbido.
Esto resulta bastante paradójico ya que existen anticonceptivos en el mercado en los cuales estos efectos son habituales, como la píldora femenina.
El presidente de la Sociedad Española de Contracepción, Jose Ramón Serrano indica que el problema reside en la inyección de testosterona y no en los efectos inherentes. Según este especialista desde hace años se estaban consiguiendo buenos resultados en las búsquedas de un anticonceptivo masculino que no tuviera graves efectos secundarios, pero estos estudios se pararon por problemas comerciales. Al parecer, una píldora masculina no es lo suficientemente rentable como para que se busque un desarrollo de ella.
Recordamos ahora aquellos estudios en los cuales el papel de la mujer a la hora de planificación familiar era crucial, ya que según Serrano, esta planificación familiar es considerada mayoritariamente como algo exclusivamente femenino, ya que los hombres no se embarazan, por lo que es dificil que los hombres tomen estas iniciativas si no tienen pareja estable.
Personalmente ha sido bastante complicada la búsqueda de información acerca de la píldora masculina, sobretodo la búsqueda de calidad. En algunas ocasiones hemos podido encontrar artículos en los cuales se cuestiona si realmente es necesario una píldora antinconceptiva masculina, o en los cuales se enumeraban efectos secundarios “significativos” como la depresión o la disminución de la libido que afectan a la masculinidad de un hombre.
Nos preocupa realmente el lenguaje utilizado para abordar este tema, ya que se siguen encontrando diferencias significativas para clasificar los efectos adversos que tienen las píldoras, dependiendo del publico final al que estén destinadas
Finalmente queremos invitar a la reflexion, ¿Habria llegado a comercializarse actualmente un metodo anticonceptivo con tantos efectos secundarios para la utilizacion de las mujeres como el de la pildora actual?. Personalmente creemos que la utilización de la pildora femenina es simplemente una imposición historica en la cual la mujer debe tomar el anticonceptivo porque es ella la que está preparada biologicamente para concebir. Para dar respuesta a esto tambien es interesante reflejar el nivel de inversion dedicado a la investigación de metodos anticonceptivos femeninos (70%), respecto a los masculinos (6%)
Y vosotros, ¿qué opináis?