martes, 28 de noviembre de 2017

LOS CUATRO PASOS CLÁSICOS DE LA INTERVENCIÓN DE LA ASC:


El análisis de la realidad
El diagnóstico previo, la investigación anterior a cualquier intervención no sería solo un "censo" de necesidades y recursos sino un proceso de identificación de la realidad concreta, de "valoración" de los intereses explícitos, de las demandas expresas, y de las necesidades no expresadas o no conscientes en los sectores o comunidad en donde se va a desarrollar la intervención. Una detección de, sus capacidades y potencialidades, de los recursos existentes en el propio medio, de las barreras y obstáculos para la intervención.
El objetivo específico no es solo que el animador/a conozca la realidad en la que va a actuar, sino, sobre todo, que las personas destinatarias de la intervención reconozcan su propia realidad, se hagan conscientes de sus necesidades e intereses, de sus capacidades y de las dificultades o carencias que obstaculizan los cambios necesarios.
Para ello es necesario que el análisis, que la investigación, sea inteligible para el colectivo. Es importante analizar el discurso que el colectivo tiene sobre sus propias condiciones de realidad. Estamos ante un tipo de análisis que sirve de espacio para la creatividad social, donde sea posible diseñar el tipo de realidad que se pretende vivir.
El análisis de la realidad, la investigación, el diagnóstico previo, no es una acción puntual, al comienzo de los procesos de intervención, sino una dinámica permanente, porque la intervención modificará constantemente la percepción de la realidad.
La investigación es pues un instrumento para la acción social.
Frente a otros modelos de investigación y análisis de la realidad, cuya finalidad es el conocimiento en sí mismo, aquí la finalidad es que sirva para actuar sobre la realidad. Es decir, un auto diagnóstico que es en sí mismo acción.

La planificación
La planificación no consiste, solo en la organización de los pasos necesarios para llevar a cabo la intervención: El porqué, el qué, el para qué, el a quién, el cómo, el con quién, el con qué, el cuándo y el dónde. Es sobre todo, un proceso de identificación de las prioridades, de "apropiación" de los objetivos por parte del grupo o de la comunidad en donde se produce la intervención, de definición de las estrategias y las tácticas necesarias y adecuadas a las capacidades y los recursos existentes, de la toma de decisiones, del reparto de responsabilidades, y de concreción de las tareas.
La A.S.C. debe impulsar y apoyar este proceso en el grupo. Su planificación se orienta, y aquí está la peculiaridad, en hacer posible la planificación del grupo.
Tampoco la planificación es un momento puntual, sino que al igual que el diagnóstico, se modifica continuamente conforme cambie la percepción de la realidad. Es decir, se redefinen nuevos objetivos, se consiguen nuevos recursos, se detectan nuevas resistencias, etc.
La planificación debe ser para el "éxito" y por tanto, los objetivos deben ser posibles y alcanzables por el grupo, y graduales según cada momento del proceso.

La acción
Las acciones, desplegadas en todas las formas posibles, con todas las técnicas y recursos disponibles y adecuados, deben ser realizadas, fundamentalmente por el grupo. Desde la A.S.C. no se debe nunca suplir la iniciativa del grupo sino apoyarla y orientarla.
Las acciones deben ser gratificantes para quienes las desarrollan. Imaginativas, creativas y sobre todo participativas. Deben partir de capacidades y recursos propios o de aquellos que puedan conseguir con su acción.
Tampoco la acción es un momento puntual, sino una dinámica constante del proceso. Igual que cuando se analiza la realidad, se actúa y que cuando se planifica, también se actúa, etc.
La acción, la práctica grupal es la base de la "teorización" y de la conceptualización: el grupo aprende en su práctica, por lo cual esta debe ser consciente y sistematizada, es decir, objeto permanente de análisis.
La acción se orienta hacia el cambio social y la superación de la realidad actual.

La evaluación
La evaluación no es, solo ni fundamentalmente, una cuantificación de resultados, sino, sobre todo, el reconocimiento del proceso por parte del grupo, la toma de conciencia de los cambios producidos en el grupo y en la transformación de su realidad concreta y del camino recorrido para alcanzarlos.
La evaluación modificará, necesariamente, la percepción de la realidad (la auto percepción como grupo y su percepción del entorno) y será el punto de partida de una redefinición de los objetivos, de las estrategias y de las tácticas, en un proceso continuo.

La evaluación no es un momento puntual, sino una dinámica permanente en el proceso del grupo y en el proceso de intervención. Se evalúa para facilitar la evaluación del grupo. No tiene sentido una evaluación que no sea "apropiada" por el grupo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario